jueves, 12 de marzo de 2015

Capítulo 11

Pasaron casi en tres meses y ya teníamos dinero suficiente para un buen capricho aunque lo que nos faltaba entonces una la idea de en qué gastarnos tanto dinero.
Vivíamos de alquiler en un pequeño piso algo destartalado, pero nos gustaba y no necesitábamos mucho más. A menos espacio, más roce y cada vez que nos cruzábamos acabábamos haciéndolo, en la ducha, en la cocina, en el salón si mientras mirábamos una peli nos aburría un poco…
Disfrutábamos de los paseos que dábamos cada día de casa al gimnasio y el sábado por la noche de casa al trabajo, no teníamos necesidad de comprarnos un coche, ni si quiera nos planteamos comprarnos una bicicleta.
En ropa ya nos gastábamos una parte de nuestro sueldo, Laura más que una misma, pues a mí cualquier trapito me sirve.
Nos planteamos hacer un viaje pero estábamos a gusto con nuestra vida rutinaria.
Finalmente decidimos guardarlo para, en un futuro, invertir en algo o por si algún día nos ocurriese algo tener un colchón, un colchón bañado en nuestro sudor y en semen. No fuimos tan tontas de ir a un banco a meter los casi 20.000€ que teníamos en un cajón, compramos varias monedas de oro certificadas en distintos establecimientos para no levantar sospechas.
Un miércoles como todos los demás miércoles, aburrido cansado pero con la esperanza de que ya se está en el famoso “ecuador de la semana” y que el sábado se iría a trabajar, saliendo de las duchas y mirando el móvil me percaté de un mensaje de Marcos.
“Susy te he llamado 5 veces, ven a mi despacho lo antes que puedas, llámame o algo”
Era cierto, tenía 5 llamadas perdidas. –Laura mira…-dije dándole el móvil.
-Uyy, que habrás hecho- me dijo bromeando mientras se desenvolvía la toalla del cuerpo para secarse la cabeza.
-¡Nada!- contesté rápida, dándole un repaso a su cuerpo, como si no acabara de estar en la ducha con ella, aun me embobaba cada vez que se quitaba ropa, era sorprendente.
-Algo habrás hecho… o es que le ha dado un antojo enorme de darte por culo- dijo entre risas.
-Me parece que es más grave, mejor vamos rapiditas- dije colocándome las bragas casi de un salto y metiendo la ropa sucia en la bolsa sin cuidado alguno.
-Vale, vale… si yo soy muy rápida cambiándome- me contestó sacando la lengua bien burlona.
Abrí la boca para contestarle pero no pude evitar sonreír y callarme.
-Vamos, va…- le decía desde la puerta ya vestida, mientras Laura se recogía la ropa con cuidado y con mucha parsimonia.
Finalmente salimos las dos casi corriendo del gimnasio y mantuvimos ese mismo ritmo hasta llegar al club, donde ya sin decirnos nada nos abrieron la puerta.
Llamamos a la puerta de Marcos, aun recuperando el aliento nos abrió y dijo –Ya era hora- mirándome como un padre miraría a su hija que llega a las 5 de la madrugada, como si hubiera hecho algo malo o desobedecido.
-Perdón…uff… estábamos en el gimnasio, ¿a qué viene…joder… tanta prisa?- dije entre jadeos.
-Anda sentaos un momento- dijo ofreciéndonos asiento frente a su mesa- queréis algo de beber: ¿Un whisky? ¿Agua? ¿Una bebida isotónica?- dijo ya menos serio.
-Agüita, por favor- contesté, a lo que Laura asintió también cansada de aquella caminata a toda velocidad.
-Tengo una oferta, para ti, Susy…
Echando la cabeza hacia atrás le contesté – ¿Y para eso me haces correr tanto? Nos lo podrías haber dicho el sábado.
-No, la cosa es que te necesitaría mañana…- contestó algo seco.
- ¿Como que mañana? - preguntó Laura- ¿Qué quieres que hagamos mañana?
-Bueno, la oferta es solo para Susy y es un hombre bastante rico que te pagaría 1000€ cada jueves por, bueno ya sabes, satisfacer sus gustos…
-Bueno…- dijo tragando algo de saliva y bebiendo agua- de hecho nos sobra el dinero y no creo que… bueno son muchas cosas pero me…-rectifiqué- nos lo hemos de pensar.
Laura me miraba fuera de sí y preguntó- ¿Y cómo tendría que satisfacer a ese tipo y cuánto tiempo?
-No tengo ni la más mínima idea de sus gustos y serian unas 3 o 4 horas, no mucho más de lo que hace aquí delante de cientos de personas.
-No sé qué decir…- contesté nerviosa.
-Mira yo le doy tu móvil y él se pondrá en contacto contigo.
-Ehh que aún no he dicho que sí- respondí algo enfadada aunque todo indicara que acabaría cediendo.
-Él solo te enviara un mensaje o te llamara para preguntarte y darte información.
- ¿Y cómo es…?-preguntando Laura algo preocupada.
-No sé, se puso en contacto conmigo un viejo compañero, tranquilas este hombre es de fiar y está forrado no, lo siguiente, seguro que si lo tratas con el mismo cariño que a mí le acabas sacando mucho más. ¿Le doy el visto bueno para que te llame?
-Bueno, pero dile que si quiere llamarme que sea por la tarde o por la noche, que me dé tiempo a pensarlo.
Laura estuvo callada todo el viaje de vuelta y la verdad es que yo tampoco estaba muy habladora, por mi cabeza pasaban cien maneras de romper el silencio pero mis labios no se atrevían.
Tras cruzar la puerta dije flojito.
-Laura… yo…
Laura me miraba, forzando una sonrisa y esperando que continuara.
-Si quieres… lo rechazo… vamos sobradas, no hace falta que hagamos nada por un poco más de dinero.- alegué mientras me quitaba los zapatos.
-Umm…no, no quiero que no lo hagas por mí, yo sé que eres una chica que se embarcaría en cualquier aventura, mírate te has cruzado toda España sin apenas un duro y aquí estás tan feliz…
-Pero...- dije tratando de interrumpirla.
-Y si por no hacer esto te pierdes algo mejor, además el dinero siempre va bien, no podemos vivir siempre de alquiler, además esto nos durará un par de años quizás más pero… uff no sé, es todo tan complicado- explicaba mientras nos sentábamos en el sofá.
-Pero yo no quiero dejarte solita todos los jueves- le susurré al oído tras pasar mi carita por su cuello dibujando un bonito camino de besos.
-Jaja, ¿no es por eso verdad?- dijo incrédula pero apartándose el pelo para ver si caía otro beso en su cuello.
-Bueno en parte, además me da un poco de miedo ir sola a ver a un hombre, y encima que page tanto por mí me intimida ¿Y si no estoy a la altura? ¿Y si me pide algo tan raro, o asqueroso que no se o no puedo hacerlo? –le contesté nerviosa abrazándome a su brazo sin despegarme ni un milímetro de ella.
-Yo encontraré algo que hacer los jueves, estoy segura, si no es una cosa, otra. Y bueno creo que le das demasiadas vueltas, seguro que es un tío normal como Marcos con gustos algo sucios pero nada que tu no puedas soportar, si eres una cerdita ¡y lo sabes!- me contestó lanzándose sobre mí, y una vez colocada encima me empezó a hacer cosquillas pasando sus delicados dedos por los contornos de mi vientre y mis axilas.
Laura sabía que era muy sensible y que tenía muchas cosquillas, casi en cualquier lado, pero también sabía que en ese momento lo que más necesitaba era sonreír y dejar de pensar en eso por un instante.
Las caricias pasaron de nivel y sus manos fueron dejando de toquetear mis axilas para amasar mis pechos.  Mientras me arrancaba pequeños suspiros con sus suaves manos masajeándome las tetas le imploré –Déjame quitarme la ropa.
Laura, aun sentada sobre mí regazo, se apartó un poco mientras me quitaba la camiseta y el sujetador, pero en cuanto tuve el torso al descubierto se volvió a abalanzar mi pequeño cuerpo.
Me besó procurando que su cuerpo se apretase lo más posible contra el mío, mientras con una mano me sujetaba la cara con ternura y con la otra me apartaba el pelo que, rebelándose, se entrometía en mi cara.
-Anda aparta un poco- le decía mientras empujaba un poco su cuerpo.
Laura me sujeto ambos hombros con sus manos volviendo a pegar mi espalda contra el respaldo del sofá, y con una pícara sonrisa me dijo –Yo sola- mientras bajaba una mano a mi entrepierna acariciándome por encima del pantalón y buscando el botón de la bragueta.
Sin tener otra opción me recliné hacia atrás dejándome hacer, mirando como Laura se arrodillaba en el suelo tirando de mis pantalones, casi parecía que quisiera arrancármelos de un solo tirón.
Cuando al fin me los quitó se preguntó en voz alta -¿Y ahora qué?
Sonriendo le respondí –Ahora me comes todo el coño y ni se te ocurra moverte de ahí abajo hasta que yo te diga.
Echando las bragas a un lado con un dedo asintió – ¡Sí señora!
Acercó más su cara a mi coño al fin descubierto y dio un tímido beso antes de bajarme del todo las bragas. Pasó un dedo por mi fina rayita de vello, haciendo una ese deslizándolo hacía abajo y entre risitas me dijo –Te tendrás que depilar que esto ya pincha…
Lo cierto es que solía apurar hasta el viernes y algo más de pelo de lo normal tenía, pero no era algo nuevo para ella, mientras estaba pensando en lo que me acababa de decir me pego un suave bocado, abriendo bien la boca y abarcando todos mis labios.
-¡Aaaaah!...mala- dije amenazándola cariñosamente con la mano.
Laura se echó el pelo hacia atrás antes de volver a acercar su boca a mi coñito para darle un pequeño lametón, despacito y recorriendo de abajo a arriba mis labios, metiendo ligeramente su lengua entre mis labios ya algo húmedos.
Laura metió sus dedos índice y corazón, frotándolos bien contra la paredes de mi vagina mientras avanzaban poco a poco mientras me miraba acariciarme los pechos.
-¿Voy a por mí strap?- me preguntó sin dejar de mover sus deditos dentro de mí.
Asentí la cabeza haciendo morritos.
No pude evitar seguir masturbándome mientras Laura iba a buscar su juguete, solo Laura era capaz de encenderme tan rápido.
Cuando la vi llegar, ya preparada, completamente desnuda y con su pene de goma bien erecto atado a su cintura y sus piernas, separé las piernas levantándolas un poco, dejando bien a la vista mi húmedo y caliente coño.
-Uff –dijo Laura mirándomelo- como estás…date la vuelta que quiero hacerte sentir perra.
-Yo lo prefiero así…- me quejé sin moverme.
-Pero esto- dijo agarrando su enorme falo con las dos manos- no te va a follar sola, así que date la vuelta-dijo Laura bien autoritaria.
Mientras me daba la vuelta me dio un cachete en las nalgas y, sin esperar, cuando ya estuve a 4 patas sobre el sofá, me la clavó de una sola embestida, arrinconándome contra el reposabrazos.
-¡Aaaaah bestia!- grité mientras notaba todo el peso de Laura sobre mi espalda.
Notaba sus grandes pechos aplastándose contra mí mientras su cadera empujaba ese gran trozo de goma contra mi coño, que resbaladizo y húmedo, no ofrecía resistencia alguna.
Laura se mantuvo así, sin separar su cuerpo de mí, mientras sus caderas me penetraban una y otra vez a un ritmo bastante alto. Con una mano me agarraba una nalga, amasándola bien e hincándole con fuerza los dedos, y con la otra me metía tres dedos en la boca, frotándolos contra mi lengua y empujándolos contra la garganta.
Me veía incapaz de decir nada, mis dos manos de fueron a acariciar mi clítoris, mientras veía cómo iba dejando el sofá lleno de babas.
Laura fue avanzando con sus dedos hasta mi ano, acariciándolo con el pulgar sin llegar a penetrarlo.
-¿Quieres que meta algo aquí?- preguntaba apretando más su dedo contra mi esfínter.
-Aghh…sí…po…fa…vog’- jadeé suplicándole.
Cuando Laura empezó a meter uno de sus dedos sin lubricar en mi culo, sonó mi móvil, era solo un mensaje pero quizás era importante.
Intenté levantarme, pero Laura sacando sus dedos de mi boca me agarró del hombro volviéndome a dejar con la cara contra el sofá.
-¿Dónde crees que vas, perra?- dijo con un tono muy autoritario.
-Laura ha sonado mi móvil…
-Lo coges luego- contestó sin dejar de follarme y agarrándome de la cintura con ambas manos.
De rodillas y aún enganchada a Laura intenté ir hacia delante para librarme de Laura, pero ella agarrándome fuerte de la cintura tiraba de mí hacia atrás resoplando.
-Ufff no te muevas así cerda, que me cuesta mucho sujetarte…
-Laura déjame coger un segundo el móvil y seguimos- dije gritándole.
Laura me soltó de golpe provocando que me cayera de cara al suelo, por suerte paré la caída con las manos.
Enfadada le contesté – ¡Gra-cias!
Laura se sentó bien en el sofá y me dijo –Venga coge el dichoso teléfono y siéntate aquí- señalando el strap.
Obedecí sin quejas, agarré el móvil y me senté de espaldas a Laura penetrándome de nuevo con su falso pene de goma.
-Vamos trota- dijo tras darme una fuerte palmada en el culo.
Levantaba todo el cuerpo, casi sacando del todo el strap de mi coño para volverme a dejar caer sin cuidado alguno, dándole fuertes culazos a Laura mientras empecé a mirar el móvil.
Tenía un mensaje de un número desconocido.
“Soy tu nuevo cliente, Gustavo. 1000e/semana, 3 horas, harás todo lo que te pida. Sí, envíame una foto de tu culo bien abierto. No, envíame un mensaje. Tienes 1 hora.”
-¡Laura he de contestar en menos de una hora!
Laura estaba con los ojos cerrados, jadeando a ritmo frenético –Joder Susy, estoy a puntito déjame acabar…
Sin sacarme el consolador empecé a mover mis caderas en círculos, provocando así los gemidos de Laura. Me agarró de la cintura y fue dirigiendo mis movimientos, cada vez más rápido, frotándome bien contra ella.
-Susy sigue así que me corro…- gritó instantes antes de empezar a gemir como una loca.
Mientras gemía me apretaba con fuerza sus dedos en mis caderas haciéndome mover más rápido encima de ella.
Cuando por fin me soltó me dijo –Cariño te quiero.
-Laura tengo que enviarle una foto a este tipo…- le expliqué levantándome.
- ¿Qué tipo de foto…?
-Una de mi culo… abierto pone.
-¿Pero al final aceptamos?- preguntó mientras pasaba un dedo por el strap recubierto de mis flujos.
-Anda, ayúdame a abrirme el culo…- contesté sonriéndole.
Laura metió 3 dedos lubricados por mis flujos en mi culo estando yo de pie delante de ella, me incline un poco hacia delante dejándole hacer.
Laura separaba sus dedos dentro de mi ano, antes de meter el cuarto.
-Te voy a meter el puño entero, que no es nada comparado con aquel enorme juguete del trabajo jaja.
-Va…vale…
Laura lamia alrededor de mi ano mientras movía sus 4 dedos a la vez dentro de mí, yo podía notar mi ano palpitar mientras se relajaba y se ensanchaba.
Laura introdujo por último el pulgar y fue metiendo más la mano, hasta llegar a los nudillos.
-¡Aaaah me vas a romper el culo!- grité bien alto.
-Sssshh, si te he metido cosas más grandes…- Laura de un último empujón acabo de meter todo el puño- ves Susy, ya ha entrado.
-Ahora sácalo y hazme una foto antes de que se cierre- le pedí mientras mis piernas temblaban.
Laura sujetó el móvil con la otra mano y me dijo burlona –Sujeta bien esas nalgas.
Me separé las nalgas dejando a la vista mi coño y mi ano extremadamente abierto cuando Laura saco la mano.
Miramos como había quedado la foto antes de enviarla, salí de perfil, el pelo me tapaba casi toda la cara y se veía toda mi espalda y una de mis tetas, toda sudada, aparte de mi culo abierto y el coño reluciente.
Al minuto de enviarla me llegó un segundo mensaje.
“Jajajajajaja, serás guarra, por culo abierto me refería a que apartaras las nalgas no a que me enseñaras tu ano reventado. En fin, mañana has de estar en la estación de Cádiz a las 8, tranquila te pagaré el transporte”
Laura y yo leímos las dos el mensaje, mientras ella se descojonaba yo dije –Pero si me tendré que levantar a las 5 por lo menos…
Laura sacó su móvil y miró –El tren que te deja ahí a las 8 y poco sale a las 6 y media, tampoco está tan lejos una hora y media.
-Se me están quitando las ganas de ir…
-Mira tú vas el primer día y ya ganas 1000€, pruebas, si te gusta vuelves si no ya ganaste algo.
Le envié un mensaje.
“Estaré ahí a las 8:08, ¿cómo te reconoceré?”
Al instante me llego su respuesta.
“Te pasaran a buscar, eres fácil de reconocer”
-¿Laura nos vamos a cenar fuera?- pregunté buscando mis bragas por el salón.
-En serio, mañana madrugaras mucho…
-Es que tengo hambre y en casa no hay mucha cosa…
Laura riéndose me contestó –Vale, y no te pongas nerviosa…
-No, si estoy bien, a ver qué pasa mañana.
-Siempre que estas nerviosa te entra hambre, si ya te conozco –contestó tirándome las bragas.
Mientras me las ponía sonreí, le tuve que dar la razón.
Nos fuimos a cenar a un bar cercano, de precios económicos, nada del otro mundo, unos bocadillos con patatas bravas y unas cervezas. Aun así se nos hizo algo tarde, llegamos a casa sobre las 12.
Al día siguiente me despertó la alarma del móvil a las 5 de la mañana, mientras poco a poco me levantaba para apagarla Laura se daba la vuelta y se acurrucaba entre las sabanas, que envidia.
Me duché, me maquillé, me arreglé, desayuné y partí camino a la estación, con tiempo pedí los billetes y esperé en el andén.
Vestida con unos tejanos muy apretados de color rosa pálido, una camiseta de manga corta blanca con el cuello redondo y una chaquetita tejana de mangas tres cuartos. Con unos peeptoes con poco tacón del mismo color amarillo del que me pinté las uñas.
Mientras jugueteaba nerviosa con mi pelo recién alisado pude aprecia a varios hombres mirándome con disimulo, no solía llevar tacón pero realmente realzaba mucho mi figura.
Me pasé todo el viaje leyendo una revista del national geographic en la que salían varios animalejos curiosos y algún artículo sobre la desforestación y el daño que causaba, pero cada vez que levantaba la vista pillaba a un par de chicos mirando mis labios pintados de un rosa brillante, tratando de disimular mirando por la ventana.
Parecía que ese día había elegido bien la ropa y el maquillaje, no podía evitar sonreírme cada vez que bajaba la vista de nuevo a la revista.
Cuando al fin llegó el tren a su parada, bajé y miré a izquierda y derecha.
-Susana- escuché de a lo lejos.
Me giré hacia donde había oído mi nombre y vi un hombre de unos 30 y pocos, en buena forma, luciendo un elegante traje negro, con camisa blanca y corbata negra, con unas finas rayas grises.
Me dirigí hacía él –Buenos días… que… ¿Qué tal?
Me miró de arriba abajo, sonriendo -¿No vas muy arreglada?
-Bueno, no sé… ¿qué vamos a hacer?
-Sígueme –dijo sin contestarme.
 Lo seguí procurando no mirarlo directamente, echando pequeños vistazos, como los chavales del tren. Me llevó hasta el parking, frente a un precioso coche todoterreno, negro metalizado algo ensuciado por el polvo pero muy bien cuidado.
Mientras iba sentada en el asiento del copiloto observaba a mi chófer.
-Y bueno… ¿Cómo te llamas?
 Mirándome de reojo me dijo –Niña yo no soy tu cliente, soy su guardaespaldas- y se volvió a callar.
-Al menos voy protegida- bromeé mirándole sin obtener respuesta alguna.
Tras unos 10 minutos de circular por carretera giró en un camino de tierra algo pedregoso, el coche temblaba muy poco mientras avanzaba entre una plantación de naranjas y una enorme plantación de maíz, tras 5 minutos más llegamos a una gran casa en medio de la nada, rodeada de una alta valla de hierro.
Cuando el guardaespaldas bajó del vehículo lo seguí sin alejarme mucho.
De cerca aun impresionaba más, era una casa tremendamente grande, con tres pisos y la fachada perfectamente adornada con varios balcones y preciosas ventanas, la entrada tenía un gran arco de obra y unas escaleras de mármol blanco.
Algo intimidada entré junto a aquel hombre que apenas me hablaba. El recibidor era tan grande como mi salón, con adornos estrambóticos por las paredes, un gran espejo y una bonita y cara alfombra que daba hasta miedo pisar.
Tras recorrer media casa y subir por las escaleras, el guardaespaldas me abrió una puerta haciéndome pasar sola a un gran despacho.
-Hola Susana…- dijo una voz grave y varonil pero a la vez algo desgastada.
-Buenos días, señor –saludé alzando la vista para encontrarme con mi cliente.
Era un hombre alto, por lo menos hacia metro ochenta, bastante delgado pero para nada en forma.
Tenía la cara algo arrugada, sin duda las marcas de una ajetreada vida, no debía tener más de 55 pero su pelo era de un color gris plateado, claramente teñido por la ausencia de canas. Con los ojos de un color azul grisáceo y con un poquito de barba, más que barba perilla.
Se levantó y vino hacia mí ofreciéndome la mano, se la apreté sonriendo sin saber muy bien que hacía.
-Buenos días, preciosa –dijo llevando mi mano a sus labios y dándome un beso- Soy Gustavo, Gus si lo prefieres, encantado.
Sonrojada le sonreí y le contesté –Encantada- no parecía muy duro pero lo acababa de conocer.
-Puedes quitarte la chaqueta… -me dijo, sonó más a una orden que a una sugerencia, pero lo cierto es que no la necesitaba.
En cuanto me la saqué me dijo descarado –Tienes poco pecho, no te has pensado en ponerte algo más.
-No, definitivamente no. Estoy bien como estoy.
-Bueno tu misma- me contestó pasando una mano sobre mi vientre, estás durita…
-Hago bastante ejercicio- dije tratando de relajarme mientras el movía su mano hacia abajo.
-Me gusta…–decía sonriéndome, mientras me miraba desde arriba y sus dedos empezaban a deslizarse entre mis jeans.
Pasó levemente su mano por encima de mi entrepierna, paseándola por el interior de mis muslos haciendo camino hacia mis nalgas, que apretó zarandeándolas un poco.
-¡Sígueme culo-gordo!- ordenó soltándome el culo y abriendo la puerta.
Lo seguí hasta llegar al sótano, era tan grande como toda la planta pero sin paredes, solo algunas columnas, las paredes parecían estar acolchadas con un tapizado gris brillante. La sala estaba llena de aparatejos, algunos los identificaba pero otros me eran completamente desconocidos.
Una pared estaba llena de esposas y látigos, a continuación una X de madera y varias cadenas junto a más extraños aparatos de tortura, justo en medio de la sala un precioso trono de madera tallada pintada en dorado con el cojín rojo.
-No querrás ensuciarte la ropa, quítatela mientras te explico tu trabajo- me dijo mientras me miraba sonriendo.
FIN
Hasta aquí el relato tan esperado, jaja vosotros aquí esperando durante dos meses y yo voy y os pongo la miel en los labios y os digo que esperéis un mes más, pues sí soy un poco mala :P, pero eso me hace mejor Ama.
Celebro el día 13 de marzo el año de mi primer relato publicado, bueno en un año 10 relatos no está mal, se acerca bastante al planning de uno/mes, todo el mundo merece dos meses de vacaciones lo dice la constitución XD.
Comentarios, criticas, consejos, besos virtuales, lo que queráis podéis dejarme en la sección de comentarios y si hay algún@ valiente que me quiera enviar algo por privado en la sección de contacto.

4 comentarios:

  1. Me alegro que vuelvas a escribir, me gusta por donde va la cosa pero como siempre nos dejas con las gana

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    1. Gracias, espero tener el próximo listo para el mes que viene, no prometo nada salvo que lo intentare con todas mis fuerzas.

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  2. Vuelve fuerte Susy, y Laura más XD que bruta, te vas a tener que poner un cojín para poder sentarte.

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    1. Jeje, gracias por los comentarios, si LAura cada vez está más echa' pa'lante y bueno no sabes aun lo que va a pasar pero espero que os guste como va la cosa, porque ahora viene una de las mejores partes :3 (Aunque habrá otras aun más lascivas).
      Besossss (K)(K)(K)

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